Más allá de darnos cuenta que, en nuestro entorno cercano los reflejos para implementar medidas preventivas no fueron tan ágiles como los mostrados por varios países asiáticos que han logrado contener la expansión del Coronavirus; creo que habremos percibido que la supervivencia de nuestras empresas se puso en juego.

Hubo unos pocos negocios que, dada la naturaleza de sus servicios, pudieron actuar en forma contundente frente a la pandemia. Nosotros, el equipo que desarrollamos Sepanka Suite llevamos una semana trabajando desde casa, con muy buena coordinación y manteniendo la calidad en el servicio que nos caracteriza. Estamos deseosos de contar con solvencia económica suficiente para continuar manteniendo este esquema de trabajo. Aunque, un cliente ya anunció la suspensión de sus pagos.

Otros establecimientos decidieron recortar los turnos de sus trabajadores para “mantener la sana distancia” tan recomendada para evitar el contagio; han ofrecido licencias o vacaciones a sus colaboradores en riesgo; realizan reuniones de trabajo a través de videoconferencias; han reforzado las labores de limpieza y sanitización de sus instalaciones; toman diariamente la temperatura de todos sus miembros; restringen el acceso a quienes presenten cualquier síntoma relacionado con el COVID-19. Hay que evitar se transmita la enfermedad en forma local.

Una buena parte de los mexicanos que trabajan no pueden tomarse prerrogativas como las descritas, porque no hay quien garantice su sustento diario. Lo más que pueden hacer es improvisar un cubrebocas para ofrecer un poco de tranquilidad  sus clientes o con quienes conviven.

El enemigo ya no es la empresa con quien se compite por ganar mercado. El enemigo ahora es invisible. Quisiera tener la certeza de que los mexicanos tendremos la madurez y la responsabilidad social para combatirlo. El futuro parece muy incierto. La realidad nos obliga a experimentar dinámicas laborales que antes ni siquiera llegamos a imaginar.

El coronavirus me ha dejado algunas lecciones. Una de ellas, que quiero compartir, fue que debemos programar un fondo de contingencia tanto familiar como empresarial. Los fondos para contingencia se refieren a la reserva económica destinada a solventar eventos imprevisibles o fortuito. Es importante contar con alguna cantidad disponible para hacer frente a cualquier eventualidad. Quizá esa lección resulte útil para transitar con un poco de certidumbre hacia el futuro.

Por favor comparte conmigo las lecciones que hayas aprendido durante este difícil período.

Guadalajara, Jalisco a 23 de Marzo del 2020.