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Hace poco, durante una
reunión de trabajo escuché decir a un director general que la persona encargada
del área de recursos humanos de su empresa era excelente para tratar al
personal y resolver conflictos; sin embargo, no
era capaz de traducir en dinero sus acciones. Comentario que me
apenó, ya que conozco la trayectoria de la persona a quien se refería el
director y no imaginé que tuviese esa opinión de ella.
Elegí dedicar mi carrera a
los Recursos Humanos motivada por un profundo interés en promover la valoración
del aporte del capital humano en las organizaciones y mi pasión por el servicio
al otro. Valorar implica atribuir o determinar
la contribución que hace, reconocer su mérito, lo que resulta
complejo cuando debe hacerse en el ámbito de los negocios.
Cuando empecé a trabajar en
el área de Recursos Humanos, aprendí que organizar las posadas y entregar
uniformes era parte de las funciones asignadas al departamento de recursos
humanos que me ayudarían a desarrollar mis habilidades de planeación y
organización; aprendí también, que escuchar a las partes involucradas en una
disputa, es clave para desenvolverme como mediadora de conflictos. Con los
años, además fui aprendiendo que para darme a entender con los altos directivos
debía aprender su idioma: el idioma de los
negocios, el idioma del dinero.
Escalar jerárquicamente en
las organizaciones requiere preparación, no solo en el área de especialidad,
sino también en negocios. El mundo empresarial exige el cumplimiento de
métricas operativas y financieras que se alineen a sus estrategias. Por eso,
quienes nos dedicamos a los Recursos Humanos debemos aprender el idioma del
dinero.
El factor humano se considera
un valor intangible; por tanto, complicado de medir. Convertir en algo concreto
el impacto de los programas de capacitación y desarrollo continúa siendo un
reto para los directivos de Recursos Humanos. Si la capacitación es una
inversión, entonces su efecto debe reflejarse en los resultados del negocio;
cada peso invertido debe traducirse en impactos económicos y beneficios
perceptibles.
Es fundamental para la toma
de decisiones en los negocios, demostrar el valor que genera la inversión en
algún programa de atracción del talento, de evaluación del desempeño, de
retención de colaboradores. Por eso, los ejecutivos de Recursos Humanos debemos
buscar herramientas que ponderen el impacto del capital humano en la
consecución de las metas organizacionales.
La proporción del presupuesto
de la empresa que se destina a la nómina y su administración no es menor; por
ello, resulta necesario conocer su rentabilidad en términos financieros. Estoy
segura que eso es lo que preocupa al director general de cualquier empresa y
debe ocupar a quienes dirigen las áreas de Recursos Humanos. Deben ser capaces
de traducir en dinero sus acciones.
Hay que evitar el status quo.
Es tiempo de reinventarse para avanzar. Hay que convertirse en un profesional
en toda la extensión de la palabra. Hay que aprender el idioma del dinero, hay
que aprender sobre nuevas tecnologías, hay que estar a la vanguardia.
Cuenta con el apoyo de
Sepanka Suite, que integra herramientas tecnológicas que pueden ayudarte a
progresar.
Norah Terrazas es Coordinadora de Proyectos en Sepanka Suite, donde colabora en el desarrollo de la Plataforma para la Gestión y Desarrollo del Talento. Se ha formado en el área de Recursos Humanos y desempeñó cargos directivos en varias organizaciones.